Lento que voy de prisa (2a parte)

Al concluir mi publicación pasada (Lento que voy de prisa) me di cuenta que podía aplicar lo que había escrito en una actividad muy concreta de mi actividad: teclear en mi computadora.

Piénsen en lo siguiente:

Al teclear un texto en un ordenador ¿cuanto tiempo pierden utilizando la tecla retroceso para borrar letras, palabras o frases completas para luego volver a escribirlas?

Resulta que me puse a observarme a mi mismo para ver qué sucedía.

¿Y saben qué? ¡Uso en exceso la tecla de retroceso! Constantemente escribo, borro, escribo, borro, escribo y vuelvo a borrar.

Si estuviera escribiendo en un papel en lugar de en mi ordenador, ya hubiera perforado la hoja con la goma de mi lapiz al borrar una y otra vez lo que escribo.

Entiendo que justamente la computadora ofrece la posibilidad de borrar un texto sin mayores consecuencias que la de perder un par de segundos cada vez que presionamos la tecla de retroceso. Sin embargo, si sumamos todos esos segundos que perdemos en conjunto, resultaría que dejamos escapar varios minutos en cada texto que rehacemos.

Además, en este ejercicio de analizar mi propia escritura en el ordenador descubro que, a diferencia de cuando lo hago en papel, voy tecleando los botones de cada letra al mismo tiempo que voy pensando lo que quiero escribir. Esto es, esribo lo que pienso de manera inmediata. En cambio cuando escribo en un papel, resulta que casi siempre lo que plasmo en la hoja es el resultado de algo que ya definí primero en mi mente.

Esta reflexión puede resultar ociosa, pero en realidad me ayuda a complementar lo que expuse en la pasada publicación.

Habiéndome dado cuenta de lo errática que es mi escritura en la computadora y de lo mucho que desperdicio tiempo borrando y re escribiendo frases completas, me propuse tratar de escribir esta publicación a una menor velocidad que lo que acostumbro ¿El resultado? Menos errores en la ortografía y, por ende, menos tiempo en la revisión final que hago de cada publicación.

Aún sigo escribiendo y pensando casi al mismo tiempo, lo que provoca que aún siga necesitando de borrar frases completas cuando me percato que podría haber formulado ciertas ideas de una mejor manera, pero ya no ocupo tanto tiempo en corregir los llamados «dedasos» (aunque seguro los seguirá habiendo).

Teclear más lento hace que cuide más el detalle de cada palabra y,así,  reducir el tiempo que dedico a corregir. Y para mi eso, es un pequeño gran avance.

Factor Productividad

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MBA por el IPADE Business School fundador de Damian Business Coaching

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