La falacia socrática

Sócrates era un filósofo griego de la antigüedad que se destacaba por su habilidad de retórica y oratoria para educar a sus pupilos. En él encontrarmos el más claro modelo de amor a la saiduría.

Sin embargo existe un problema en Sócrates, toda su enseñanza dependía en exceso del habla y del diálogo como instrumento. Claro, si lo que se pretende es enseñar a filosofar, seguramente no se puede contar con una herramienta más adecuada que esas para ejercer dicha disciplina teórica.

Pero sin duda alguno esto no aplica para todos los ámbitos.

Haciendo referencia al mismo Sócrates existe igualmente el término Falacia Socrática que indica el error que muchas personas cometen de creer que el mismo método socrático (el diálogo) es suficiente para provocar resultados en las persona.

En esencia, la falacia socrática dice que es un error creer que por el simple hecho de decirle a una persona que haga algo, esta lo habrá de hacer.

Conozco a un empresario que se mostraba visiblemente frustrado por que sentía que sus colaboradores no le hacían caso en implementar cierta acción.

«Llevo más de dos años diciéndoles que se reunan todas las semanas para organizarse y a la fecha no he logrado ver que así suceda. Cuando se los digo, lo hacen un par de veces pero no se mantienen haciéndolo» decía mientras levantaba la voz en tono de enojo.

«Es que parece que les hablo en latín a mis epleados» decía otro ejecutivo que igualmente se lamentaba de que no le hacían caso al tratar de provocar que se cumpliera cierta meta.

Y es que justo de esto nos habla la falcia socrática. Muchas personas asumen que tan solo falta dar una orden o indicación para que esta se cumpla por decreto.

Lo cierto es que las palabras suelen ser suficientes para mover a nuestros colaboradores en cierta dirección pero no así para lograr que perseveren y se mantengan en movimiento por ellos mismos.

Si quieres que una acción, meta o tarea se cumpla sugiero que no gastes tanta saliba en decirla una y otra vez

¿Que sugiero? Haz que dicha actividad se vuelva necesaria.

Piensa ¿Cuantas veces le tienes que decir a tu cuerpo que coma? Ninguna.

Tu sistema corporal está perfectaente diseñado para recordarte, y hasta exigirte, que lo hagas a su debido tiempo. Es más, resulta tan estricto este sistema que nos obliga a organizar toda nuestra jornada laboral para poder atender esta necesidad sin falta. Sin falta, los seres humanos siempre disponemos tiempo para desayunar, comer y cenar.

¿Por que lo hacemos? Por que lo necesitamos, pues es obvio que sin alimento nos morimos.

Así, no necesitamos decirle a nuestro cuerpo «¡Come!» para que lo haga (Sería una falacia socrática creer que esto es así)

En este mismo sentido, si consideras que ciertas actividades son altamente relevantes para el funcionamieto de tu área, departamento y empresa sugiero que las diseñes de tal forma que se vuelvan tan indispensables como comer.

Si quieres que todos tus empleados se reunan una vez a la semana para planear, limita a dichas reuniones la resolución de ciertos temas esenciales (pagos, noticias, evaluaciones, consensos, etc) de tal forma que las personas sientan invariablemente la necesidad de estar ahí o de lo contrario se perderían de elementos relevantes para su trabajo.

¿Quieres que tus empleados adopten un nuevo sistema en la organización? Indícales que no habrás de recibir reportes si no es en el formato que dicho sistema los genera. Cuando hagas revisión de información e indicadores de desempeño hazlo estrictamente usando el sistema dejando de lado la antigua modalidad.

¿Quieres que tu hijo mantenga limpio su cuarto? Decirselo una y otra vez no hará la difernecia. En su lugar diseña un sistema que provocará que se vea necesitado de hacerlo. Indícale que cada dos días meterás todo lo que esté tirado en el piso en una bolsa negra de basaura y lo desecharás sin miramientos (Desde luego que la clave está en que lo cumplas)

En fin, no es necesario desgastarse en palabrería, sino más bien en el diseño de procesos que hagan que las actividades se vuelvan necesarias por sí mismas.

Sócrates era muy bueno para hablar, tanto que por esa razón le recordamos, pero siempre tengamos en cuenta que lo importante termina siendo la acción y el resultado.

Factor Humano Factor Liderazgo

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MBA por el IPADE Business School fundador de Damian Business Coaching

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